Historia de Laguardia

Los Orígenes de Laguardia

La villa de Laguardia, situada en la provincia de Álava en el País Vasco, tiene una historia rica y multifacética que se remonta al menos a la Edad del Hierro. Los primeros asentamientos humanos en la región pueden atribuirse a tribus pre-romanas, conocidas como los berones, quienes construyeron fortificaciones y aldeas en colinas elevadas.

Estos primeros moradores de Laguardia vivían en casas de piedra y adobe, y se dedicaban principalmente a la agricultura y la ganadería. Las excavaciones arqueológicas han revelado numerosos artefactos de cerámica, herramientas de hierro y sepulturas que atestiguan la presencia continua de población desde tiempos prerromanos.

La Época Romana

Con la llegada de los romanos en el siglo I a.C., la zona experimentó un importante proceso de romanización. Los romanos construyeron calzadas y villas en las cercanías, facilitando el comercio y la comunicación entre diferentes regiones. Si bien la influencia romana en Laguardia no fue tan predominante como en otras partes de Hispania, hay evidencia de asentamientos romanos en áreas aledañas. Estos asentamientos romanos introdujeron nuevas técnicas agrícolas y de construcción que influyeron en las prácticas locales durante siglos.

El legado romano también se aprecia en los sistemas de irrigación y en la organización del territorio, que configuraron el paisaje agrario y urbano de Laguardia. Pequeñas villas y explotaciones agrarias se establecieron en el entorno, proporcionando un abastecimiento constante de productos a los mercados locales.

La Edad Media y la Fundación de Laguardia

La fundación oficial de Laguardia se acredita a finales del siglo X, durante la expansión del Reino de Navarra. Bajo el reinado de Sancho Garcés III, conocido como Sancho el Mayor, se construyó una importante fortificación debido a su estratégica ubicación fronteriza entre los reinos de Castilla y Navarra. Esta fortificación no sólo servía como defensa militar, sino también como centro administrativo y comercial.

Las Murallas y Torres

En el siglo XIII, Laguardia recibió el privilegio de ser amurallada por el rey Alfonso VIII de Castilla. Las murallas se construyeron con piedra local y constaban de cinco puertas principales: Mercadal, Páganos, Carnicerías, San Juan y SantaEngracia. Asimismo, se erigieron varias torres defensivas, entre las que destaca la Torre Abacial, que aún hoy en día domina el paisaje urbano y sirve como testimonio de la importancia militar de la villa en aquella época.

  • La Torre Abacial: la más importante, data del siglo XIII y ha sido utilizada para diversos fines a lo largo de la historia, incluyendo funciones defensivas y como residencia abacial.
  • Torre del Reloj: construida en el siglo XVIII sobre una de las antiguas puertas, añadía una dimensión simbólica a la fortificación.
  • Otras torres: varias torres menores también complementaron la fortaleza, ofreciendo puntos de vigilancia y defensa adicionales.

La Iglesia de Santa María de los Reyes

En el corazón de Laguardia se encuentra la iglesia de Santa María de los Reyes, una joya del arte gótico que comenzó a construirse en el siglo XII y se concluyó en el XVI. La iglesia destaca por su impresionante portada, un alarde de escultura policromada que representa escenas religiosas. Este tipo de expresión artística es un reflejo de la fe y la devoción que predominaban en la vida cotidiana de la villa durante la Edad Media.

La Edad Moderna

Durante el siglo XVI, Laguardia experimentó un crecimiento significativo debido al auge del comercio y la viticultura. La villa se convirtió en un importante centro de producción y comercialización de vino, influyendo de manera decisiva en la economía local. Durante este periodo, se construyeron varias bodegas subterráneas que hoy forman parte del patrimonio cultural de Laguardia.

La construcción de palacios y casas nobles transformó el paisaje urbano, otorgándole un carácter más señorial y consolidando su posición como un importante núcleo comercial y administrativo. Un ejemplo notable es el Palacio de los Samaniego, que data del siglo XVII y muestra una arquitectura renacentista con influencias barrocas.

Las Guerras Carlistas

En el siglo XIX, Laguardia, al igual que muchas otras localidades vascas, se vio afectada por las Guerras Carlistas. Estos conflictos dinásticos entre los partidarios de Carlos María Isidro de Borbón y los liberales que apoyaban a Isabel II dejaron una profunda huella en la región. Laguardia fue escenario de varios enfrentamientos y sufrió cuantiosos daños materiales.

Las murallas de la villa desempeñaron un papel crucial en la defensa durante estos conflictos. Sin embargo, circunstancias políticas y militares llevaron a que muchas de estas estructuras defensivas sufrieran deterioros. A pesar de ello, la resiliencia de la comunidad permitió una rápida recuperación económica y social en las décadas siguientes.

La Actualidad

En la actualidad, Laguardia es conocida mundialmente por su producción de vino de alta calidad, albergando una de las denominaciones de origen más prestigiosas de España: la DOCa Rioja. La viticultura sigue siendo la principal actividad económica, y el enoturismo ha crecido considerablemente, atrayendo a miles de visitantes cada año.

La estructura urbanística de Laguardia conserva su esencia medieval con calles estrechas y casas de piedra que transportan a los visitantes a épocas pasadas. La villa mantiene una población activa y participativa en la preservación de su legado histórico y cultural. Cada año, se celebran fiestas y eventos que rememoran sus tradiciones y fortalecen la identidad comunitaria.

El Enoturismo y la Cultura

Gracias al enoturismo, Laguardia ha desarrollado una infraestructura que incluye bodegas abiertas al público, museos del vino y recorridos guiados por viñedos. La combinación de historia y viticultura ofrece una experiencia enriquecedora para quienes visitan la villa.

Igualmente, el compromiso con la cultura se refleja en la conservación de monumentos y en la promoción de actividades culturales. Las festividades locales como la Virgen de la Blanca y las danzas tradicionales muestran la vitalidad cultural de Laguardia.

El patrimonio culinario no se queda atrás, con una oferta gastronómica que incluye productos locales como el queso, el aceite y, por supuesto, el vino. Los restaurantes y bares ofrecen una rica variedad de platos tradicionales que complementan la experiencia enológica, añadiendo aún más atractivo a esta histórica villa.

Legado Arquitectónico y Patrimonio

El trazado urbano de Laguardia es un testimonio viviente de su rica historia. Pasear por sus calles permite observar la evolución arquitectónica a lo largo de los siglos, donde coexisten edificios góticos, renacentistas y barrocos. La villa cuenta con numerosos puntos de interés, incluyendo varias iglesias, conventos y plazas que reflejan su importancia histórica y cultural.

Patrimonio Religioso

Además de la iglesia de Santa María de los Reyes, Laguardia alberga otras edificaciones religiosas de gran valor artístico y espiritual:

  • Iglesia de San Juan Bautista: una construcción de origen medieval que ha sido objeto de numerosas reformas a lo largo de los siglos, combinando estilos arquitectónicos que van desde el románico hasta el barroco.
  • Convento de los Capuchinos: fundado en el siglo XVII, este convento jugó un papel importante en la vida religiosa y social de Laguardia.
  • Ermita de San Valentín de Berriozábal: situada en las afueras de la villa, es un lugar de peregrinación y devoción popular.

Plazas y Edificios Civiles

Las plazas de Laguardia, como la Plaza Mayor, son centros neurálgicos donde se desarrollaban actividades comerciales, sociales y políticas. Entre los edificios civiles destacan:

  • Casa de la Primicia: una construcción medieval que servía para almacenar los tributos en especie, principalmente vino y grano, que los campesinos debían pagar a la parroquia.
  • Palacio de los Fajardo: ejemplo destacado de la arquitectura civil renacentista, muestra los gustos y el poderío de las familias nobles de la época.
  • Ayuntamiento: ubicado en un edificio histórico, simboliza la continuidad de las instituciones locales a lo largo de los siglos.

Laguardia es, sin duda, una villa con un patrimonio cultural y histórico de incalculable valor. Su rica historia, su legado arquitectónico y su cultura vitivinícola hacen de ella un lugar único que sigue fascinando a quienes la visitan. La combinación de pasado y presente, de tradición y modernidad, le otorga una singularidad que merece ser conocida y apreciada.