Historia de Frómista

Orígenes y Fundación

Frómista, un pintoresco pueblo situado en la comarca de Tierra de Campos, en la provincia de Palencia, tiene una historia rica que se remonta a tiempos inmemoriales. La fundación de Frómista se asocia a los asentamientos romanos en la península ibérica, aunque existen indicios de ocupación humana desde épocas prehistóricas, tal como lo demuestran diversos hallazgos arqueológicos en la región.

Durante la época romana, Frómista formaba parte de la ruta entre las importantes ciudades de Astorga (Asturica Augusta) y Zaragoza (Caesaraugusta), lo que le otorgó un lugar estratégico en términos de comercio y comunicación. Restos de calzadas romanas en los alrededores confirman esta relevancia, facilitando el intercambio cultural y económico con otros asentamientos del Imperio Romano.

Con la caída del Imperio Romano, Frómista, al igual que muchas otras localidades de la región, sufrió un periodo de abandono y decadencia. Sin embargo, su ubicación favorable permitió que, en el periodo visigodo, la localidad fuera recuperando paulatinamente su importancia.

Época Medieval

El Auge del Monasterio de San Martín

El verdadero esplendor de Frómista comienza en la Edad Media, especialmente con la construcción del Monasterio de San Martín de los Mártires en el siglo XI. Fundado por doña Mayor de Castilla, esposa del rey Sancho III de Navarra, el monasterio rápidamente se convirtió en un centro de poder religioso y económico, atrayendo tanto a peregrinos como a comerciantes.

La iglesia de San Martín, emblema del románico español, es una joya arquitectónica que ha perdurado a lo largo de los siglos. Su estructura elegante y la exquisita ornamentación de sus capiteles contribuyeron a que el lugar se convirtiera en una parada obligatoria para los peregrinos del Camino de Santiago. Este flujo constante de peregrinos estimuló el desarrollo de la villa, que fue creciendo en torno al monasterio.

En el contexto del Camino de Santiago, es relevante mencionar que Frómista se encuentra en un tramo crucial del Camino Francés, el cual ha sido determinante para su desarrollo. La afluencia de peregrinos trajo consigo no solo riqueza material sino también un intercambio constante de ideas y culturas, conformando la identidad de Frómista como un crisol de influencias.

Privilegios y Exenciones

Frómista gozó de diversos privilegios y exenciones fiscales a lo largo de los siglos medievales. Estos privilegios, aportados por diferentes monarcas, buscaban fomentar el asentamiento y crecimiento de la localidad, a la vez que recompensaban su lealtad a la corona.

  • El Fuero de Frómista, otorgado en el siglo XII, fue uno de los más significativos, pues aseguraba a sus habitantes ciertas ventajas sobre la tierra y el comercio.
  • Exenciones fiscales concedidas por reyes como Alfonso VII y Fernando III también jugaron un papel crucial en el desarrollo económico de la villa.

Estos privilegios permitieron a los habitantes de Frómista dedicarse al comercio y la agricultura con mayores incentivos, lo que redundó en un florecimiento económico y social de la villa durante la Edad Media.

Edad Moderna

Desamortización y Cambios Sociales

El paso del tiempo y los eventos que trazaron la historia de España, como la Reconquista y la consolidación de los reinos de Castilla y León, también afectaron a Frómista. En la Edad Moderna, uno de los eventos más significativos fue la desamortización de los bienes eclesiásticos, especialmente durante el siglo XIX. Este proceso repercutió en el monasterio de San Martín y en muchas otras propiedades religiosas de la zona.

La desamortización, decretada principalmente por Manuel Godoy y posteriormente por Juan Álvarez Mendizábal, supuso la expropiación y venta de bienes de la Iglesia para reducir la deuda pública y modernizar el país. En Frómista, este evento produjo una redistribución de tierras y bienes, lo que tuvo profundos efectos sociales y económicos en la comunidad.

Muchos monasterios y conventos fueron desmantelados, y sus propiedades fueron subastadas. A pesar de la pérdida de patrimonio, ciertos sectores de la población encontraron oportunidades para adquirir tierras, lo cual significó una reestructuración del tejido agrario y social del pueblo.

Construcción del Canal de Castilla

Otro evento crucial en la historia moderna de Frómista fue la construcción del Canal de Castilla en el siglo XVIII. Este ambicioso proyecto de ingeniería hidráulica buscaba mejorar el transporte y el regadío en la región de Castilla, y Frómista, dada su posición geográfica, se vio directamente beneficiada por esta obra.

El Canal de Castilla no solo facilitó el transporte de mercancías agrícolas, sino que también fue determinante para la industrialización de la región. Molinos, fábricas y almacenes se establecieron a lo largo del canal, creando nuevos empleos y oportunidades de desarrollo económico para los habitantes de Frómista.

Edad Contemporánea

Modernización e Infraestructuras

Con la llegada del siglo XX, Frómista, como muchas otras localidades españolas, ingresó en una fase de modernización. La construcción de nuevas infraestructuras, como carreteras y sistemas de suministro eléctrico y de agua, facilitó la integración del pueblo en la economía nacional y mejoró la calidad de vida de sus habitantes.

El ferrocarril también jugó un papel crucial en esta etapa. La estación de tren de Frómista se convirtió en un nodo importante que conectaba la villa con ciudades más grandes, facilitando el desplazamiento de personas y mercancías. Esta conectividad potenciaba el comercio y posibilitaba a los frómistanos acceder a mercados más diversos.

Conservación y Turismo

En las últimas décadas, Frómista ha apostado por la conservación de su rico patrimonio histórico y arquitectónico, lo cual ha generado un fuerte impulso en el sector turístico. La iglesia de San Martín, en particular, ha sido objeto de restauraciones y cuidados especiales, consolidándose como uno de los principales atractivos para los visitantes.

El Camino de Santiago sigue siendo una fuente continua de visitantes y peregrinos, lo que ha llevado a la creación de albergues y otros servicios destinados a cubrir sus necesidades. Esta actividad turística ha revitalizado la economía local, diversificando las fuentes de ingresos más allá de la tradicional base agrícola.

Además de la iglesia de San Martín, otros lugares de interés como el Museo Etnográfico y el propio Canal de Castilla atraen a turistas interesados en la riqueza cultural e histórica de Frómista.

Centros Educativos y Culturales

En el ámbito educativo y cultural, Frómista ha visto la creación de centros y programas que buscan preservar y difundir su patrimonio. Talleres, conferencias y exposiciones se llevan a cabo regularmente, poniendo en valor tanto la historia local como las tradiciones y costumbres de la comunidad.

Los centros educativos locales, desde la escuela primaria hasta la secundaria, buscan inculcar a las nuevas generaciones un profundo respeto y conocimiento de su historia y patrimonio, asegurando que la rica herencia de Frómista continúe viva en el futuro.

Población y Sociedad

Evolución Demográfica

La historia demográfica de Frómista refleja los altibajos que ha tenido la localidad a lo largo de los siglos. En la Edad Media y Moderna, la población creció considerablemente gracias a la relevancia del Camino de Santiago y los privilegios otorgados por la corona. Sin embargo, la desamortización y la industrialización trajeron cambios significativos.

Durante el siglo XIX y la mayor parte del siglo XX, Frómista experimentó una disminución en su población debido a la migración hacia áreas urbanas y la búsqueda de mejores oportunidades en ciudades más grandes. Este fenómeno, común en muchas regiones rurales de España, tuvo importantes repercusiones económicas y sociales.

Actividad Económica

La economía de Frómista ha estado históricamente vinculada a la agricultura y la ganadería. La fertilidad de las tierras de Tierra de Campos ha permitido el cultivo de cereales, legumbres y hortalizas, además de la cría de ganado ovino y bovino. El Canal de Castilla facilitó el desarrollo agrícola mediante el riego y el transporte de productos.

En los últimos tiempos, la economía local ha incorporado el sector servicios, con un enfoque particular en el turismo. La oferta de alojamientos, restaurantes y actividades culturales ha contribuido a diversificar la base económica, generando nuevas fuentes de ingresos para los habitantes.

El comercio también ha tenido un papel relevante, especialmente en la venta de productos locales como vino, quesos y otros alimentos artesanales. Estos productos no solo son apreciados por los visitantes, sino que también encuentran mercado en otras regiones de España.