Los investigadores policiales, que vigilaban a Juan Carlos Santórum y su entorno desde unos 10 meses antes del abordaje del MV Karar (interceptado el 25 de abril de 2020 con 3,8 toneladas de cocaína a bordo), vincularon al arousano con ese alijo, después de que una de sus personas de confianza, un constructor naval, recibiese una llamada desde un teléfono portugués que ya estaba siendo objeto de seguimiento por parte de la DEA.
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